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La Virgen del Carmen hace bailar a los alteños y mueve millones de dólares

"Bajo el inmenso cielo de los Andes, baila mi morenada Chacaltaya...”, cantan a una sola voz los más de 2.000 fraternos de la morenada Chacaltaya 97 punto 16 en su recorrido por la avenida Juan Pablo II de la ciudad de El Alto, durante el último ensayo para la entrada folklórica en honor a la Virgen del Carmen, que se realiza cada 15 de julio.

La Virgen del Carmen hace bailar a los alteños y mueve millones de dólares
La entrada de la Virgen del Carmen, patrona de la ciudad de El Alto, es la segunda fiesta religiosa más grande de Bolivia, después del Gran Poder de la ciudad de La Paz, ya que mueve millones de dólares durante su organización y realización, que dura todo un año calendario.

Al igual que en el Gran Poder, movidos por la fe, integrantes de las más de 50 fraternidades que participan en esta festividad, no escatiman esfuerzos económicos y realizan inversiones millonarias.

Las fraternidades, agrupadas en la Asociación de Conjuntos Folklóricos 16 de Julio, son de comerciantes, empresas, unidades educativas y también de las provincias paceñas. Las fraternidades que mayor gasto económico realizan son las de danza pesada, que están en una lucha de poder, como sucede en otras festividades como el Gran Poder.



LA INVERSIÓN DE LOS PASANTES

La organización de las morenadas, en su mayoría, están a cargo de seis a ocho parejas que son quienes realizan la “inversión” económica. De acuerdo a estimaciones, por consultas realizadas entre los pasantes o prestes, cada pareja llega a gastar entre 30 a 40 mil dólares cada año, dependiendo de la fraternidad a la que pertenecen.

“Nosotros tenemos que invertir bien porque depende de lo que ofrezcamos para que tengamos más bailarines que el año pasado y recuperemos lo que gastamos”, dice un pasante que prefiere el anonimato.

El gasto que realizan en un lapso de 10 meses —porque asumen la responsabilidad al día siguiente de la diana—no solo incluye a la entrada en sí sino a las distintas actividades que se realizan con motivo de la fiesta, que incluyen la primera recepción, tres ensayos y la pre entrada.

Para los pasantes (organizadores de la fiesta) es cuestión de honor y prestigio que su gestión sea la mejor, por ello no escatiman esfuerzos ni recursos. La principal inversión la realizan en la primera recepción o fiesta de apertura de gestión que se realiza en enero.

Para atraer a la mayor cantidad de bailarines, debe haber buena música y para ello se prepara una buena cartelera de grupos musicales que llegan desde la Argentina, México y principalmente el Perú.

Así como los fraternos quieren bailar en la recepción con los grupos del momento y los mejores a nivel nacional e internacional, también lo quieren hacer con la mejor banda. Los organizadores se esfuerzan para contratar a las mejores bandas como Intercontinental Poopo, Proyección Murillo, Pagador, Cocanis, Intocables, Nueva Proyección, Señorial Intocables, Murillo La Paz, 100X100 Intocables, entre otras, que cobran entre 10.000 y 15.000 dólares por tocar en toda la fiesta (primera recepción, pre entrada, entrada y diana).

Al margen de los grupos musicales también existen gastos en la producción que son adjuntados en las invitaciones, que también representan otra inversión y el monto depende de la innovación que se realice en ella.

Otro de los principales gastos que realizan los pasantes —de las más de 50 fraternidades— es en bebidas para los cerca de 20 mil bailarines.



INVERSIÓN DE LOS BAILARINES

Por su parte, los bailarines de las 14 morenadas, que participan en la entrada de la 16 de Julio, gastan en orfebrería cerca de 15 millones de bolivianos, en algunos casos por la compra y en otros por el alquiler de joyas. En trajes folklóricos, vestimenta del hombre (ternos) y mujer (polleras, sombreros, mantas, zapatos) el gasto representa casi 10 millones de bolivianos.

Las cholitas invierten miles de dólares en llamativas polleras, mantas, enaguas, sombreros Borsalino y joyas. El gasto lo realizan porque son las más vanidosas, pues para ellas es una oportunidad para mostrarse ante la sociedad.

Reyna Condori, propietaria de la tienda “Ruffi”, ubicada en la calle Los Andes, comenta que las cholitas erogan al menos 12.000 bolivianos en su ajuar completo, que está compuesto por dos juegos de polleras y mantas, cada uno cotizado en 1.300 bolivianos, que estrenan en la entrada y en la diana del día siguiente.

“Los prestes de las fraternidades les entregan las telas a sus danzarines dos semanas antes para evitar que otros grupos copien el diseño del material. Compran seis metros de tela, que cuesta 360 bolivianos, además de la confección de la pollera, que es de otros 300, a lo que se suma el juego de enaguas que cuesta 470 bolivianos”, dice Condori.

Por su lado, Julián Ramos, propietario de la sombrerería “Ramos”, comenta que los precios de los sombreros Borsalino fluctúan entre 500, 3.000 y 5.000 bolivianos.

“Los hay para todos los gustos, de copas altas y bajas, pero estos últimos son los que están de moda para esta entrada”, asegura.

Los hombres invierten hasta 2.000 bolivianos, pues la tela cuesta 500 bolivianos, la confección 700 bolivianos, la camisa 80, además de que deben adquirir otra tenida para los ensayos. A eso deben sumar el alquiler del traje folklórico que oscila entre 300 a 350 bolivianos.

Pero como reza la letra de una monerada, “si quieres bailar, debes tener platita…” la pareja debe pagar una cuota de 200 dólares.



MILLONES DE METROS DE TELA

La entrada de la 16 de julio no solo mueve millones en dinero sino también en tela, pues se importan cientos de rollos para la confección de las polleras, mantas y ternos. Las telas, en caso de las mujeres, son traídas de Corea del Sur y de la China. La tela para los ternos de los hombres en su mayoría es importada de Chile. En ambos casos son diseños exclusivos, que después de la entrada de la Virgen del Carmen, son comercializados en el mercado general pues son parte de la moda de las mujeres de pollera.

Entre los más conocidos importadores de tela para la confección de mantas están Valentín Espinoza y sus hijos.

"Nosotros importamos directamente desde Corea y los diseños son de exclusividad nuestra", dice Mery Espinoza (hija).

"Dos veces al año viene el representante de la fábrica de telas de Corea y con él elaboramos los diseños y definimos colores tanto para las polleras como para las mantas. El coreano nos envía las muestras para que demos la confirmación si están de acuerdo al pedido", cuenta Valentín, quien al igual que otros importadores de tela, tiene tiendas en La Paz y El Alto, debido al movimiento que generan las entradas folklóricas.

Otra importadora grande es doña Rosmery Botelo, propietaria de la pollerería La Orquídea, quien vestirá a dos fraternidades este año.

Las morenadas escogen, con medio año de antelación, a la pollerera que vestirá al bloque de señoras. La competencia es grande entre las que se dedican a este rubro, cómo no, la venta cubre todos los gastos del año y genera buenas ganancias.

Para vestir a las 14 morenadas se requiere de un poco más de cien mil metros de tela. Sólo en las polleras se utilizan 70.680 metros de tela de sede, la misma cantidad para el matizado y otra cantidad igual para el forro. Cada pollera requiere de seis metros de tela para su confección de seda, seis de matiz y seis de forro.

Para las mantas se requiere menos tela debido a que sólo se necesitan 1.80 metros, pero al igual que las polleras, se deben matizar.

"En los talleres trabajan más de cien personas durante casi todo el año, porque se debe vestir a las señoras que bailan en las distintas fiestas que hay en el país", comenta.

Los operarios reciben mensualmente su salario y un buen trato de parte de las pollereras, porque saben que de ellos depende también el éxito de su negocio. En cada taller se requiere de la mano de obra de mucha gente porque la confección de las polleras y mantas no es cosa fácil, aunque el costo de la confección es de 150 bolivianos por pollera.

Según otra pollerera, tener este negocio tiene ventajas y desventajas porque la correa sale del mismo cuero, porque los nombran padrinos de orquesta, local o de otras cosas para aliviar el gasto de la fiesta.



LA MODA

Por la competencia que existe en el Gran Poder, las fraternidades de morenos que son parte de la Asociación de Conjuntos Folclóricos 16 de Julio, buscan imponer su moda, por lo que buscan los mejores diseños para las señoras.

Cada año, las mantas son las protagonistas, ya que son confeccionadas en telas decoradas de distinta manera. Este año no quisieron revelar cuál será la moda pero se conoce que serán con colores matizados. También se están volviendo a imponer las mantas bordadas que antiguamente se elaboraban a mano; hoy se confeccionan con el bordado computarizado, con iconografías alusivas a las fraternidades.

Las cholitas guías son las que se destacan en el bloque de cholas, vistiendo soleras de estilo corsé y sobre estas llevan una manta transparente. Otras más conservadoras eligen telas que aparentan ser textil.



LA DIFERENCIA CON EL GRAN PODER

Si bien la entrada de la Virgen del Carmen tiene mucha similitud con el Gran Poder, por el movimiento económico, existen algunos aspectos que marcan diferencia entre ambas festividades.

Una de ellas es que la fe mueve a la festividad de la 16 de julio, por ello la entrada folklórica se realiza el 15 de julio, caiga el día que caiga.

“Un año por la disputa que existía con otra asociación decidimos recorrer el día de la entrada. Ese año, el 15 de julio caía jueves, pero decidimos hacerlo el sábado 17. Sin embargo, ese año nos fue muy mal a todos, por eso es que no volvimos a mover la fecha de la entrada”, cuenta el presidente de la Asociación de Conjuntos Folklóricos 16 de Julio, Jaime Nina.

El hecho de hacer inamovible la fecha de la entrada, impide que participe gente de otras ciudades, pero además de otros grupos sociales que en la entrada del Gran Poder participan como bailando de Chinas Morenas o se organizan en importantes bloques de figuras.

También afecta en su promoción como un atractivo turístico, pues al no ser feriado o fin de semana, mucha gente no puede asistir como espectador a la entrada que tiene su colorido y peculiaridad.

La entrada de la 16 de julio aún tiene 31 años, frente a la del Gran Poder que cumplió 53 años, pero busca consolidarse como la segunda festividad más grande de Bolivia y así incluirse en los diferentes niveles sociales que tiene la ciudad de El Alto y La Paz.

“Estamos trabajando para crecer, no en fraternidades sino como las mayor manifestación cultural y religiosa de la ciudad de El Alto”, dice Nina.

LA MORENADA MÁS GRANDE

La Señorial de Morenos Chacaltaya 97 punto 16, es la morenada más gran de Bolivia porque tiene más de 2.000 participantes, por lo que es la única fraternidad del país que baila al son de cuatro bandas.

Esta fraternidad tiene una peculiaridad, pues impuso el principio de reconocer cada año a un artista, grupo o compositor de música nacional.

En esa línea, la Gestión 2015 lleva el nombre del grupo Bonanza, fueron padrinos de la frarternidad el maestro Gerardo Yañez, quien compuso el himno, Jach’aFlores, Sinforiano Gonzales, Jach’a Mallku, Alaxpacha, Kjarkas,Llajtaymanta, Awaatiñas, Kalamarka, Proyección, Savia Andina, Tupay Amaru, Gonzalo Hermosa y Kolla Marka.

“No nos imaginamos que nuestra fraternidad crecería tanto, al extremo de tener que contratar cuatro bandas para que nuestros fraternos bailen bien. Cada año crecemos más, no me quiero imaginar que lleguemos a las seis bandas”, dice Gualberto Villa, uno de los ocho fundadores de la fraternidad, que tiene una fuerte esencia cultural.

Los Tiempos

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