Elmer y Jonathan Hermoza, además de tener lazos sanguíneos que los unen (son padre e hijo), tienen una pasión común que trasciende ese vínculo: la música.
Ambos son vocalistas de dos de los grupos folklóricos más reconocidos del país y con mayor trascendencia a nivel internacional, como son los Kjarkas y Chila Jatun (“de pequeño a grande”), la agrupación de hijos de miembros de los Kjarkas.
A manera de homenaje al gran talento de estos cochabambinos, OH! conversó con ellos para conocer la manera en la que descubrieron su pasión por la música, los aspectos positivos y negativos de dedicarse al arte en Bolivia y sobre sus vidas, entrelazadas por una pasión.
Desde los siete años, Elmer Hermosa se sentía atraído por la música y el canto, le gustaba hacer espectáculos para su familia y cuenta que fue así como empezó a desenvolverse en el ámbito artístico.
Por su parte, Jonathan empezó a descubrir la música a los diez años cuando realizó sus primeras reuniones con su primo mayor Gonzalo Camacho, director actual del grupo Chila Jatun.
TRAYECTORIA
Este pasado 23 de junio, el grupo los Kjarkas cumplió 43 años.
“La historia surge como un sueño familiar que nace de los hermanos mayores que empezaron a hacer música como un hobby.
Después de un tiempo entramos los hermanos menores como segunda generación pero ya con un trabajo más profesional.
Como quien dice, vivir de la música, que en esos tiempos era muy difícil de lograr”, cuenta Elmer.
Por su parte, Jonathan, el único hijo varón de Elmer, asegura que si en algo se parece la historia de Chila Jatun, la agrupación a la que él pertenece, con la historia de los Kjarkas, es que también nació como un hobby que fue madurando.
“Después de las primeras reuniones que tuvimos con Gonzalo, mis otros primos se fueron enterando del grupo y comenzaron a integrarse a Chila Jatun”, dice Jonathan. Actualmente el grupo está compuesto por ocho integrantes y hace seis años grabaron su primer CD.
Para Elmer fue difícil demostrar a la gente y principalmente a su familia que sí se podía vivir de la música.
“Creo que a través del tiempo hemos podido cumplir ese sueño de dedicarnos y vivir de la música.
Mi hermano mayor Ulises, que era el que dirigía esta obra, dijo nos dedicamos a la música pero a ese estilo de artistas. Creo que lo hemos cumplido”, asegura Elmer. Para él, el canto es una realización humana.
“Mi hijo y yo no tuvimos un profesor o un maestro de canto. Es algo que nace de nosotros, yo nunca le dije a Jonathan tienes que cantar así, siempre he dejado que sea él. Yo creo que el canto hace que puedas dar tu alma y tu corazón”, dice.
Para Jonathan, el canto es una forma de expresar los sentimientos.
“Si en algo me entendí desde que era pequeño con mis primos es con el canto; si estoy enamorado, mi primo compone una canción de amor, yo la canto y es una forma de expresar mis sentimientos”, dice para añadir que los Hermoza son de pocas palabras. “Expresamos lo que sentimos con la música, mi papá cuando canta y mi tío Gonzalo cuando compone”, asegura.
Para Elmer, dedicarse a la música es una responsabilidad muy fuerte que tiene aspectos positivos y negativos. En cuanto a lo positivo asegura que se conocen muchos lugares y amistades. Entre los aspectos negativos, menciona la dificultad de poder mantener una relación sentimental estable.
“Es muy difícil poder tener una relación estable con tu pareja dedicándote al arte o viajando tanto como viajan los Kjarkas”, asegura.
Por su parte, Jonathan destaca el hecho de poder hacer lo que más amas, como uno de los aspectos positivos de dedicarse a la música.
“Los Hermoza amamos la música y nos encanta estar en familia. Lo negativo, que lo he vivido como niño, es que al momento de tener una familia no los puedes ver mucho”, dice.
EL CANTO EN LA SANGRE
Para Elmer el canto es algo que nace del alma.
“Creo que como para toda mi familia, el canto y la música son algo genético; en realidad yo nunca he pensado que mi hijo haría lo que yo hice, es más, cuando noté que estaba inclinándose a la música, pensé que si tenía algo musical en sus genes se dedicaría al rock. Nunca le dije que se dedique al folklore, es algo que ha nacido de él”, cuenta Elmer.
Los Chila Jatun nunca tuvieron una escuela de algún instrumento musical o de canto. Poco a poco comenzaron a ensayar y a hacer música; el grupo se fue formando por diversión.
“Hacíamos nuestras primeras presentaciones para primas, reuniones familiares, hasta que se dio la oportunidad de una presentación en Potosí. Cada vez se fue volviendo más profesional el grupo”, dice Jonathan.
¿INFLUENCIA DE LOS KJARKAS?
Según Jonathan, sus padres (los Kjarkas) no ejercieron influencia en la manera de hacer música del grupo Chila Jatun, ya que siempre quisieron que ellos tengan su propia identidad.
“Lo que sí hemos recibido es la influencia de saber que son los mejores de Bolivia en folklore; creo que todos los músicos folkloristas que salen adelante lo hacen porque se inspiran en otros.
A nosotros siempre nos han inspirado los Kjarkas y muy pocas veces hemos tenido la oportunidad de que nos puedan enseñar algo. Sin embargo, siempre están los consejos que nos dan como padres”, asegura Jonathan.
El hecho de desenvolverse en el mismo rubro es muy satisfactorio para ambos, ya que aseguran que los une más.
“Es muy bueno para mí que mi hijo se encuentre en el mismo rubro que yo pero, tristemente, pienso en lo que va a pasar con Jonathan y lo difícil que va ser (para él) entablar una relación (sentimental) estable en un futuro”, dice.
“Creo que somos como los futbolistas, te dedicas al arte y no tienes tiempo para otra cosa, eso te frena un poco a poder vivir pero que estemos en el mismo rubro, definitivamente, me une más a mi hijo. Lo siento más mío y siento que estamos comulgando un mismo destino. Es algo hermoso que me está pasando en este momento que Jonathan se dedique a lo que está haciendo”, asegura Elmer.
Entre los proyectos de Elmer está el seguir trabajando y componiendo además de viajar y dedicarse a la realización de videos.
Por su parte, Jonathan asegura que el sueño del grupo Chila Jatun es ser como los Kjarkas, que acaban de volver de una gira por Japón, poniendo siempre en alto el nombre de nuestro país.
«Los Hermoza somos de pocas palabras, expresamos lo que sentimos con la música; mi papá cuando canta y mi tío Gonzalo cuando compone».
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