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Comercio se apoderó de las calles paceñas en el Gran Poder

Desde las primeras horas de ayer el comercio de comidas, refrigerios y bebidas alcohólicas iniciaron el movimiento en la ciudad, en todo el recorrido de la entrada folclórica del Señor Jesús de Gran Poder, donde jóvenes y señoritas, con sus respectivos uniformes o distintivos tenían clara su tarea de ofrecer sus productos desde el sector de la Garita de Lima, Sagarnaga hasta las avenidas Montes, Mariscal Santa Cruz y Simón Bolívar.
Comercio se apoderó de las calles paceñas en el Gran Poder


Los vendedores ofrecían diversos productos, como ropa, juguetes, entretenimiento, juegos de azar y adornos, los puestos ocupaban, cada uno, no menos de dos metros de espacio, a lo largo de las vías y avenidas, por donde se desarrollaba la entrada folclórica.

De acuerdo a Justina Ocampo, vendedora de ropa de invierno, a tiempo de admitir que ella ofrece sus prendas en la Feria de la 16 de Julio de El Alto, explicó que por la concentración de gente y el movimiento económico que genera esta actividad cultural, se convierte en una de las opciones para vender su mercadería.

Como ella varias personas dedicadas al comercio de diferentes productos se apostaron a lo largo de la ruta de la entrada folklórica, desde el final avenida Montes hasta la final de la avenida Mariscal Santa Cruz. Mientras que otra parte del comercio estaba ubicado desde la plaza Eguino, calle Sagárnaga, avenida Buenos Aires y la parte posterior al Cementerio General.

Al interior del recorrido de la entrada folclórica, si bien el comercio era en menor intensidad, se concentraba más en la oferta de comidas, refrescos, gaseosas, bebidas alcohólicas, gorras protectores solares, paraguas, pañales, entre otros productos, que están destinados a los espectadores, quienes junto con sus familias, se mantuvieron por más de cinco a seis horas para admirar cada una de las danzas criollas y autóctonas.

Entre los vendedores que ofrecían sus productos a los espectadores existían más jóvenes y señoritas, contratadas por las empresas de comida rápida, que consistía en pollos al espiedo y algunos carbohidratos.

“Desde la semana pasada en nuestra empresa ha efectuado la contratación de jóvenes y señoritas para la venta de nuestros productos, mientras que otras personas que son de la empresa se quedan en las tiendas para atender a la gente que prefiere comer al interior de los locales. Realizamos más de 13 horas de labor y será como dos jornales de trabajo”, explicó Milenka Gutiérrez, una de las ofertantes de comida.

El Diario

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