Como nadie es profeta en su tierra, el primer
concierto que dieron y donde hicieron gala de sus propias composiciones,
fue en la ciudad de Potosí, para las bodas de plata del colegio Aniceto
Arce.
Superada su primera prueba
de fuego --como ellos afirman en su página web--, y para satisfacer las
expectativas que comenzaron a generar en el público, se propusieron
grabar su primer disco, para lo cual armaron un estudio casero de
grabación.
Es ahí cuando sus
padres y tíos, todos integrantes de Los Kjarkas, se dieron cuenta que
debían apoyar el amor por la música folclórica que les habían heredado a
través de su sangre.
Es así que “América Sur”, su primer disco compuesto por catorce canciones, se presentó el 31 de julio de 2008 en el centro de convenciones “El Campo”; presentación a la que asistieron más de mil personas.
Dos
años después graban su segundo álbum “K’anchay”, que contiene once
canciones creadas por Gonzalo Hermosa Camacho y Gonzalo Hermosa
Gonzales.
En marzo de 2013 los
Ch’ila Jatun lanzan su video “No sabes amar” y en octubre del mismo año
sacan su tercer disco titulado “Rompiendo fronteras”.
Mérito propio
“Si
hay algo que ponderamos es que la iniciativa de crear un grupo y de
surgir fue solo de nosotros. Nuestros papás nos decían si les gusta,
bien, pero un apoyo al 100% no lo tuvimos. Ellos nos repetían que el
crecimiento tenía que ser bajo nuestros propios méritos y convicciones”,
aseguró Wilson Hermosa, manager del grupo, en una entrevista con la
periodista de El Deber, Nelfi Fernández.
Según
se sabe, la participación del grupo Ch’ila Jatun en la 55 versión del
Festival Internacional de Viña del Mar 2014 --el más importante de la
región-- sucedió por invitación de los organizadores, quienes
--cumpliendo sus normas-- eligieron la canción que concursaría (de no
más de tres minutos y treinta segundos de duración) y la participación
de sólo cinco de los ocho integrantes.
Los
organizadores del festival chileno, en el que muy pocas veces ha dejado
de participar Bolivia (Zulma Yugar, allá en los años 70 del siglo
pasado, declinó concursar por el centenario lastre que enfrenta a ambas
naciones); pusieron como condición a los Ch’ila Jatun que debían
mantener en absoluta reserva la noticia hasta que se haga pública la
lista oficial de los participantes.
Así
fue, y cuando Los Kjarkas se enteraron comenzaron las severas
preguntas: ¿A qué van a ir a Viña del Mar? ¿De vacaciones o a qué? y las
paternales sentencias: No saben a lo que se están metiendo. Van a
arruinar sus carreras.
“Yo les
dije: Saben qué tíos, ustedes tuvieron una oportunidad en los 80, se
fueron a Yamaha (Japón) a representar a Bolivia, allí sacaron el décimo
lugar, fue algo sorprendente para ustedes y nosotros queremos hacer lo
mismo”, les respondió Wilson, según cuenta en la entrevista de Nelfi
Fernández.
Contra viento y marea
Desoyendo todo pronóstico adverso y sin ninguna ayuda económica, menos familiar, los
jóvenes cochabambinos se fueron a Viña del Mar y, contra viento y
marea, superando resfríos, el miedo por la supuesta alta calidad que
ostentaban sus adversarios de Chile, Colombia, Ecuador, Honduras y Perú, hicieron gala de una calidad interpretativa indiscutible y de la riquísima cultura que celosamente guarda Bolivia.
Pero
como era de suponer y como en este caso --posiblemente el único-- donde
la cultura, el arte y la música aún no logran superar el conflicto de
tierras y mares que enfrentan a las hermanas repúblicas de Chile y
Bolivia, los Ch’ila Jatun perdieron con todo, ya que lo único que se les
reconoció fue haber empatado con la intérprete chilena (acusada de
plagio) que se llevó --por rutina-- todos los premios.
“Si
hay algo que ponderamos es que la iniciativa de crear un grupo y de
surgir fue solo de nosotros (...) pero un apoyo al 100% no lo tuvimos”.
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