A esta agrupación tradicional del Carnaval de Oruro —que
este año celebra su 70 aniversario— está dedicado el número 24 de la
publicación dirigida por Cazorla. Y muchas voces fueron convocadas para
contar esa historia.
El grupo que dio origen a la
Fraternidad —autodenominado Los Jarros— hizo su primera incursión en el
baile de la diablada “a la cola” del grupo de los mañazos en la entrada
del Carnaval de 1942, cuentan Fabrizio y Maurice Cazorla Murillo en un
extenso artículo de Historias de Oruro. Aunque la presencia de los
‘pijes’ —una alusión a su origen no popular— no “fue muy bien acogida
por los diablos mañazos”, lo cierto es que ese año sentaron presencia en
la fiesta orureña.
Dos años después, en 1944, la
diablada de los mañazos —incluidos los ‘pijes’— viajó a La Paz para
presentar su espectáculo como parte de las celebraciones del 16 de
Julio. Eran los tiempos del gobierno de Gualberto Villarroel. La prensa
local creó expectativa sobre su llegada.
“Nunca el
pueblo paceño había admirado a los diablos —dice el artículo de los
hermanos Cazorla—. La inusitada revuelta de la prensa permitió que la
población espere con impaciencia la presencia de la delegación infernal,
invitando a la gente a que se vuelque a la estación del ferrocarril.
Así arribaron a La Paz al menos 80 bailarines llevando consigo sus
atractivos atuendos y sus máscaras de carácter, rodeados de muchos
curiosos y de residentes orureños que se dieron cita a recibirlos”.
Los reportes de la prensa paceña dan cuenta de una exitosa
presentación. Sin embargo, —quizás por aquello de que el diablo no sabe
para quien trabaja— a causa “de un polémico informe sobre las
recaudaciones de las entradas” —como se lee en el mencionado artículo—
mañazos y ‘pijes’ terminaron por separarse.
Estos
últimos, no obstante, no descansaron. La investigación de los hermanos
Cazorla establece que en septiembre de 1944, una veintena de ‘pijes’
decidió fundar una nueva agrupación. Y lo hizo —el detalle es preciso y
precioso— “en el quiosco de dulces de Luis Arraya, ubicado en la calle
Bolívar y Presidente Montes”.
El resto es historia.
Una larga historia de 70 años que se destaca por las innovaciones que
la Fraternidad introdujo a lo largo del tiempo en la coreografía, en la
vestimenta y en la música del baile de los diablos.
En una consideración más amplia, Fabrizio Cazorla relaciona el
desplazamiento del baile de la diablada de los sectores populares —como
los mañazos— a las clases medias orureñas con los cambios sociales que
sucedieron en el país después de la Guerra del Chaco.
La Fraternidad Artística y Cultural La Diablada a partir de su
fundación, en 1944, desarrolló una serie de actividades paralelas a su
participación en la entrada del Carnaval. Parte del universo simbólico
tradicional del baile de los diablos es la representación de un “relato”
que escenifica la lucha entre el bien y el mal. Este relato popular de
representación callejera fue llevado por la Fraternidad en 1947 al
principal teatro de la ciudad de Oruro.
Una nota
del periódico La Patria de esa ciudad del 15 de febrero de 1947, citada
en el artículo de los hermanos Cazorla, dice al respecto: “La
representación de los diablos que en tiempos remotos siempre se hizo en
las plazas y a las que generalmente llegaban tan solo las gentes de
nuestro pueblo, ha sido trasladada a la escena y se dio una versión
completa en tres actos que fueron muy bien interpretados”.
“Estas veladas —concluye el artículo de los hermanos Cazorla—
trasladaron la cultura popular a los grandes salones. La diablada y el
Carnaval de Oruro ya no eran vistos como una demostración subalterna”.
Historias de Oruro es una revista de divulgación histórica que se
publica desde 2010. Sus páginas dan especial énfasis al material
fotográfico considerado como memoria y como documento histórico. El
número 24 de la publicación fue presentado el jueves en el Espacio
Simón I. Patiño de La Paz por su director y por el historiador y
director de la Biblioteca de la Asamblea Legislativa Plurinacional, Luis
Oporto Ordóñez.
La revista se distribuye en La Paz
en Escaparate Cultural (Av. 6 de Agosto 2170) y en la caseta número 6
del Pasaje de los Libros Marina Ñúnez del Prado.
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