La fiesta grande de los cruceños da vida a los negocios afines al
jolgorio carnavalero. Los talleres apuran el trabajo para entrega de
casacas y de carros alegóricos, mientras que en los mercados de la
ciudad comenzó la venta de espumas, globos, chisguetes y otros productos
afines al Carnaval.
Detrás de la alegría y los vistosos atuendos de los carnavaleros, hay
gente que espera la fiesta grande para trabajar más que en ninguna otra
temporada del año porque las carnestolendas son una oportunidad para
mostrar habilidades y obtener recursos.
Este es el caso de los confeccionistas de casacas y batas carnavaleras.
Manos laboriosas como las de Ambrocio Fernández tienen bajo su
responsabilidad que los comparseros tengan listos sus atuendos para el
corso y los tres días de mojazón.
Fernández tiene su puesto en el mercado Villa San Luis y debe
confeccionar unas 400 casacas para 10 comparsas y para entregar a los
supermercados. Durante esta temporada debe contratar a nueve personas,
que le ayudan en la costura y colocado de botones, pues la demanda es
alta y debe ser aprovechada porque se da una vez al año, asegura este
sastre, padre de dos niños, que lleva 15 años haciendo este trabajo. “Ya
entregué un pedido (150 casacas) a un supermercado, pero me pidieron
más”, afirma.
Su colega Román Fernández, que en ocasiones debe trabajar hasta la
madrugada para cumplir con los pedidos, está confeccionando 200 casacas
para tres comparsas.
La labor también es intensa en los talleres donde se arman carros
alegóricos. Por ejemplo, cuatro comparsas han puesto en manos del taller
de Juliana Ribera el armado de sus carros para la presentación en el
corso central. Cada detalle es trabajado con cuidado y esmero, pues la
meta de los comparseros es destacar y salir premiados, dice Ribera, que
heredó la actividad de su extinto padre, Néstor Ribera, quien durante 30
años mantuvo el negocio familiar. El taller de Ribera ahora está
armando carros para el corso infantil.
En la calle Mercado hay bastante movimiento. Como cada comparsa tiene
un sello particular en su casaca o bata, unos 20 negocios de serigrafía
apuran el trabajo para que los comparseros luzcan su distintivo durante
la fiesta.
Venta de productos
En La Ramada, los puestos de venta cambiaron la oferta escolar por
productos carnavaleros. Hay chisguetes, globos, máscaras, pelucas,
disfraces, espumas y tintas a diferentes precios. Mariela García,
propietaria de la importadora Elimar, ubicada en la calle Isabel La
Católica, indicó que la venta al por mayor empezó a subir porque las
tiendas de los barrios han comenzado a surtir sus negocios con productos
carnavaleros.
Productos a precios variados
Casacas
En los talleres de confección las casacas cuestan entre Bs 40 y 50 sin
diseños ni letras. En las serigrafías cobran entre Bs 15 y 20 por los
diseños. Los pedidos al por mayor tienen descuento.
Productos carnavaleros
Los precios varían dependiendo del tamaño y del diseño. Hay desde Bs 14
hasta Bs 1.200 la docena. La docena de espumas vale entre Bs 124 y Bs
127.
Novedad
En chisguetes uno de los llamativos y requeridos es conocido como cinco
chorros, que tiene cinco salidas de agua. Cuesta Bs 90, cada uno. Las
máscaras y pelucas también son bastante requeridas por los comparseros.
El Deber
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