Una multitud de calaveras con fama de milagrosas están de fiesta: han
sido traídas por centenares de devotos a la capilla del cementerio de
La Paz, donde serán bendecidas y agasajadas.
La fiesta de las
"ñatitas", como se las llama popularmente, es el cierre de la Festividad
de los Difuntos y se originó en antiguas creencias indígenas andinas
que con el tiempo se fueron mezclando con ritos católicos.
Según los devotos, esos cráneos humanos de gente desconocida tienen
una doble condición: una divina porque hacen milagros y otra una humana
porque son parte de la familia y tienen un nombre, explica a The
Associated Press doña Honoria, una vendedora callejera que ha llegado
con dos calaveras, Hilario y Dionisia.
Las "ñatitas" ocupan un lugar en la casa entre los santos
preferidos y los retratos de los seres queridos difuntos y deben tener
su fiesta una vez al año, con bendición incluida. Su misión es cuidar la
vivienda y cumplir los favores que les piden los dueños de casa.
La
Iglesia católica considera la bendición de las "ñatitas" un rito
pagano, pero no lo prohíbe. El capellán del cementerio ha colocado un
aviso en la puerta: no habrá misa. Pero ante la insistencia de la
multitud dice un responso y deja un balde de agua bendita para que cada
quien bendiga a su calavera.
La costumbre se arraigó en sectores
populares de La Paz y cada año aumenta el número de cráneos que llegan
al cementerio. La fiesta se celebra una semana después del Día de
Difuntos y las calaveras provienen por lo general de cementerios
abandonados.
Las calaveras llegan en urnas de madera, cristal o
cajas de juguete. Todas tienen una corona de nardos, están bañadas de
pétalos y algunas llevan coquetos sombreros o gorras de lana con su
nombre. Otras lucen gafas de sol en las cuencas y un cigarrillo prendido
entre los dientes.
En los jardines del cementerio la fiesta
comienza temprano con rezos y música. Los creyentes les piden salud,
dinero, amor o favores especiales y les dejan un cigarrillo encendido.
Si el cigarrillo se consume en cenizas blancas y enteras significa que
la "ñatita" está contenta y que el favor solicitado será concedido.
Como
no se permiten bebidas alcohólicas dentro el cementerio, muchos devotos
llevan la fiesta a sus casas o locales con invitados, bebida, comida y
hasta orquesta.
Entre el montón de cráneos que esperan la oración
del cura están Juanito y Juanita, que pertenecen a la policía de la
vecina ciudad de El Alto.
Lucía cuenta a la AP que las ha traído a
bendecir porque les debe un favor. "Recé y les prendí velas cuando
golpearon y asaltaron a mi esposo el mes pasado y en cierta manera me
han colaborado. Hemos encontrado al agresor, aunque el caso sigue" en
investigación, dice.
Las dos calaveras se exhiben como si fueran
santos en la oficina de Homicidios de la policía y los agentes aseguran
que a veces los ayudan a resolver casos policiales.
"Hace unos años un coronel pidió que las entierren y unos meses después murió de una enfermedad", dice Lucía.
"Todo
depende de que les pidas con mucha fe. Puedes pedir que te vaya bien en
los negocios, que tengas plata, buena salud y los tienes en casa porque
ahuyenta a ladrones", asegura.
Un músico mira a una calavera y
antes de comenzar a tocar la dedica un tema: "Miguelito es tu día y te
festejamos". Todos los devotos festejan a sus "ñatitas" con bandas y
mariachis. Unos tres dólares es lo mínimo que cobran los músicos por
cada canción y los más alegres son los más requeridos.
El
catolicismo es la fe mayoritaria de los bolivianos pero la constitución
que puso en vigencia el presidente Evo Morales en 2009 declara la
libertad religiosa e incluye a las creencias ancestrales, que desde
entonces se han hecho más visibles en la sociedad boliviana.
El Nuevo Herald
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