La novedad de la XXVI Entrada Folklórica de la
Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) fue la presencia de los
universitarios de Tiwanaku y San Buenaventura, quienes representaron la
mohoseñada y el amor tacana, dos danzas del área rural.
Ambos grupos fueron invitados por los organizadores de la entrada y el costo de su traslado y estadía fue dividido entre la sede universitaria y los bailarines. La UMSA posee 13 filiales en el área rural, en el marco de su programa de desconcentración universitaria.
Alegría. La mohoseñada ingresó un poco después de las 09.00, con un
grupo de aproximadamente 35 personas, identificadas con el traje típico
de esta danza: pantalones y polleras, camisas y blusas blancas, mantas,
el atado con el aguayo y las abarcas.
“Estamos felices de participar, ojalá podamos venir
todos los años. Hemos ensayado mucho para representar bien a nuestra
universidad en Tiwanaku”, expresó Nelly Mamani, una de las bailarinas.
Después ingresó amor tacana con un grupo de 40 personas. Este baile es
característico de las tierras bajas, pues las mujeres vestían tipoy de
color rojo; los varones, sombreros de paja y un atuendo blanco; todos
ellos danzaron descalzos durante el largo trayecto.
Luis Sempértegui, organizador y fundador de la entrada universitaria,
explicó que dicha particularidad se debe a la proximidad de San
Buenaventura con el departamento del Beni, pero aclaró que es un baile
propio de La Paz.
“La entrada tiene la peculiaridad
de rescatar los bailes típicos. El propósito es contar el próximo año
con más universitarios del área rural”, expresó Sempértegui. La ovación
del público presente fue evidente al momento de divisar la mohoseñada y
el amor tacana; los danzarines deleitaron con diferentes coreografías,
gritos y el júbilo, propios del baile.
Como ya es tradicional, desde muy temprano comenzó el
ajetreo de los jóvenes para participar en el colorido desfile
folklórico. Autoridades ediles y universitarias presenciaron la entrada
desde sus respectivos palcos, instalados en la céntrica avenida Camacho.
Caporales, tinkus, morenadas, diabladas, tobas, chacareras, kullawadas,
sayas, entre otros, le pusieron matices variados de colores, por sus
trajes, y alegría a las calles y avenidas del trayecto.
La rectora interina de la UMSA, Fátima Dolz, manifestó que la algarabía
y el colorido son infaltables en la entrada. “A partir de esta fiesta,
nuestros jóvenes y la comunidad toman más cariño a nuestras tradiciones y
mayor identidad nacional al rescate de la diversidad de danzas”.
La fiesta folklórica de ocho kilómetros contó con la participación de
cerca de 20.000 bailarines en 63 fraternidades. La Guardia Municipal y
la Policía movilizaron a 1.500 efectivos para garantizar la seguridad de
los bailarines y del público.
Virginia Cordero encantó con el ritmo sicuris
Entre los danzantes más aplaudidos por el público estuvo Virginia
Cordero, una mujer que no paró de derrochar alegría y realizar
diferentes coreografías con el apoyo de su silla de ruedas. Ella bailó
sicuris con la Facultad de Agronomía.
“Con mi baile
quiero incentivar y demostrar que no hay obstáculos cuando uno se
propone vivir. La participación de personas en sillas de ruedas debe
expandirse porque también somos parte de esta sociedad”, expresó
Cordero.
Agarrada de la mano de su pareja, esta
bailarina no se limitó a dar vueltas durante el trayecto de ocho
kilómetros, como es típico en los sicuris, sino que realizó por lo menos
cinco pasos diferentes, acompañada de la ovación de quienes la
observaron.
Topografía. Las subidas y bajadas en
ciertas calles y avenidas del recorrido fueron lo más dificultoso, pero
ella y su pareja se dieron modos para seguir adelante y demostrar que
“sí se puede”.
Cordero es parte de un ballet en San
Francisco (Estados Unidos) y está de visita en el país. En su corta
estadía aprovechó para sumarse a la fraternidad de Agronomía e impulsar,
con su ejemplo, la creación de espacios para enseñar diferentes ritmos a
personas en sillas de ruedas.
“La idea es que sean
bailes mixtos, es decir una persona con discapacidad y otra sin ningún
problema; tiene que ser inclusivo. No es nada complicado si se le pone
voluntad”, mencionó. Los integrantes de los sicuris de Italaque de la
Facultad de Agronomía manifestaron estar orgullosos de tener en sus
filas a Cordero, a quien aseguraron admirar por su coraje, energía y el
entusiasmo que le puso durante todo el trayecto.
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