Con el rostro cansado pero con una sonrisa, Heleni
Cueto atrajo la atención del público porque era la única que portaba un
sombrero adornado con plumas, esos que utilizan los surisicuris, con el
nombre de su fraternidad.
“Son 19 años que bailo. Estoy
haciendo esta promesa, voy a hacer la segunda y voy a estar en la
entrada”, contó mientras hacía su recorrido en la primera promesa a la
Virgen de Urkupiña, desarrollada ayer en Quillacollo.
La Asociación de Fraternidades Folklóricas Virgen de
Urkupiña (Affvu) informó que un total de 68 grupos se presentaron en
esta entrada, previa a la festividad religiosa.
Al ritmo de
percusión y vientos, principalmente, de lejos se oyeron las alegres
bandas que amenizaron la presentación de diabladas, caporales,
morenadas, salay, pujllay, valluneadas, tinkus y otros ritmos propios
folklóricos de Bolivia.
Los bailarines atribuyeron su
presentación al gusto por la danza, pero, sobre todo, a la fe y devoción
que expresaron tener a la imagen de la también denominada Patrona de la
Integración.
La promesa inició al medio día y recorrió las principales vías hasta llegar al templo de San Ildefonso.
Por
varias horas, las actividades en Quillacollo se paralizaron en torno a
la entrada, por la que, además, se cerraron varias calles y cortaron el
tráfico incluso en la avenida Blanco Galindo.
Opinión
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