CADA AÑO DECENAS DE QUIRQUINCHOS SON CONVERTIDOS EN MATRACAS, PESE A QUE HAY LEYES CONCRETAS QUE LO PROHÍBEN.
Pese
a que existen leyes concretas que preservan la fauna boliviana, sobre
todo aquella que está en extinción, este año nuevamente muchos grupos
folklóricos, (y en el caso puntual del emblemático armadillo las
Morenadas Central y Cocani), bailarán al ritmo de instrumentos y
accesorios prohibidos burlando abiertamente las leyes ambientales, e
incluso invitando a misses y otras personalidades al show.
Esta
literal agresión al medio ambiente y la Madre Tierra no desentona
demasiado en el departamento ecológicamente más castigado del país.
Basta revisar la condición del lago Poopó o las zonas de explotación
minera aledañas a la propia ciudad de Sebastián Pagador.
Pero esa condición no resulta lo peor, sino el público desacato a las
leyes ambientales que ignoran la importancia de conservar, por su buena
práctica, el título de Patrimonio Intangible de la Humanidad. A Oruro
le dolió más que una periodista califique a su capital como “ciudad
fétida” que la grotesca y enfermiza carnicería que no pocos de sus hijos
realizan con la fauna que aún sobrevive en el departamento.
El
tema del uso de las matracas de quirquincho trae ya varios años de
debate, hasta ahora sin éxito. Se prioriza la tradición sobre el sentido
común y la tozudez sobre el cumplimiento de las leyes.
La
Ley 1333 del 27 de abril de 1992, establece claramente la obligación
del Estado de cuidar y preservar la fauna y la flora para las
generaciones futuras, y hoy más que nunca toma protagonismo siendo que
Bolivia se ha autodenominado internacionalmente como la principal
defensora de los Derechos de la Madre Tierra.
La
bióloga Zoila Porcel cita 38 estudios en los que se advierte la
condición crítica del armadillo andino desde hace más de dos décadas. En
ellos se destaca la categorización de ‘especie vulnerable’ que la Unión
Mundial para la Naturaleza (UICN) -la más importante entidad de
preservación de especies en el planeta- realizó en 2006 sobre el
quirquincho.
Sin embargo, normas y leyes no tienen
valor para la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Oruro (ACFO), y así
lo demuestra cada carnaval. Ignora al parecer que dicho desacato puede
poner en riesgo el sonado título de Patrimonio Intangible de la
Humanidad que esgrime el Carnaval orureño.
EL TIEMPO PASA...
El
2007, la revista OH! publicó el reportaje “Quirquinchos, una extinción
anunciada”, en el que se denunciaba el uso indiscriminado de los
caparazones de estos animales, que ya para ese entonces estaban en serio
peligro de extinción. El trabajo mereció el Primer Premio de Reportaje
de Biodiversidad en Latinoamérica.
La investigación
comenzó basándose en un informe del Ministerio de Desarrollo Sostenible y
Planificación, publicado en 2001, que sostenía que apenas 5.000
quirquinchos sobrevivían en Bolivia. El documento alertaba también sobre
la urgencia de potenciar los programas de protección de estos animales y
de extenderlos a otras regiones. Los quirquinchos son criaturas
frágiles, que tienen un periodo de gestación de cinco meses y una camada
de dos crías, con un promedio de vida de 10 años aproximadamente.
Durante
el trabajo pudimos evidenciar que la destrucción paulatina de su
hábitat, los arenales, también ayudaba a masacrarlos. Antes su hábitat
por excelencia eran los arenales de Cochiraya y San Pedro, ubicados
aproximadamente a 1,3 kilómetros al este de la urbe.
Hoy
en día son áreas convertidas en basurales o en vertederos de desechos
tóxicos, zonas de obras deportivas municipales e incluso espacios donde
los proveedores de las empresas constructoras arrasan con la arena. Las
autoridades orureñas tenían un plan para crear un área de protección y
conservación en la zona de Santiago de Andamarca (provincia Sud
Carangas), pero todo ha quedado en la intención.
¿TRADICIÓN O MUERTE?
En
diciembre de 2001, el Ministerio de Desarrollo Sostenible y
Planificación envió la carta DGB/UVS/ No.1503/00 a la Asociación de
Conjuntos Folclóricos de Oruro (ACFO). En ella se instruye a esta
entidad cumplir con los decretos de veda general e indefinida, tanto de
algunos animales como de sus derivados. En el caso específico del
quirquincho, la misiva señala: "En este sentido tenga la gentileza de
informar e instruir la abstención de adquirir y usar cualquier espécimen
o producto de origen silvestre, por ejemplo: caparazones de
quirquinchos o directamente los productos denominados 'matracas' en el
Carnaval de Oruro". La carta lleva la firmva del entonces director
general de Biodiversidad, Mario Baudoin.
Doce años
después, los conjuntos folklóricos la desobedecen frontalmente. Es más,
pese a que se han realizado talleres de concientización para los
bailarines de parte de asociaciones ecologistas como Amor por los
Animales Oruro con apoyo del Viceministerio de Medio Ambiente y
Biodiversidad y el Gobierno Departamental para tratar el tema del uso de
la fauna dentro de los bailes folklóricos, no han sido suficientes,
prueba de ello es que el delegado del conjunto Suri Sicuri, Pablo Elias,
aseguró que los bailarines que él representaba no dejarían de usar
plumas y demás accesorios animales y que si fuera necesario "defenderá
al carnaval de Oruro con uñas y sangre".
Los
representantes de la Fraternidad Morenada Central, apoyaron a Elias,
confirmando que continuarán usando las matracas de quirquinchos “ya que
si utilizarían matracas elaboradas de otro material, el sonido no será
el mismo". Hay que añadir que en cuanto a tradición, recién en la década
de los 60 la matraca de quirquincho fue introducida en la morenada.
Los
que sí entraron en razón fueron los representantes de la Diablada La
Auténtica, que estuvieron de acuerdo en dejar de utilizar cóndores
disecados en las caretas de los diablos.
EL FOLKLORE, LA EXCUSA
Aunque
la ACFO planteó el 2007 que se haga un inventario de quiénes son
poseedores de matracas tradicionales para controlar la venta de nuevas,
hasta ahora no se han visto resultados. Y se siguen fabricando matracas
nuevas. Como evidencia está el reciente fotorreportaje de la fotógrafa
Wara Vargas.
Carlos Huayta, ex director de la
Dirección de Control y Gestión Ambiental de la Alcaldía de Oruro,
resumía en ese entonces el por qué las leyes no se cumplen:
"Lamentablemente el mayor obstáculo para que se cumplan es la tradición.
Las dos morenadas que existen, la Cocani y la Central Oruro, no tienen
la volun tad de obligar a sus bailarines a que cambien la matraca hecha
con caparazón de quirquincho. La tradición dice que quien lleva la
matraca hecha de quirquincho es el que tiene mayor prestigio.”
Las
leyes afirman que si la autoridad departamental no hace cumplir las
normas, lo debe hacer la nacional que debería actuar de oficio (no es
una opción, es una obligación), pero hasta el momento nadie ha sido
llevado a juicio por incumplir ninguna norma ambiental. ¿Existe mayor
contradicción contra los derechos de la Madre Tierra liderados por un
orureño y a la vez Presidente de Bolivia?
Para
contrarrestar esta situación, un grupo de ecologistas, activistas y
otros ciudadanos interesados en el tema, ha decidido conformar un comité
que represente los intereses ambientales del país, denunciando las
irregularidades ante entidades internacionales para cuestionar si, con
las actuales condiciones de masacre a la fauna en extinción, el Carnaval
orureño debe seguir siendo o no Patrimonio Intangible de la
Humanidad.
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