San Pedro de Montalbán de Tarabuco fue fundado
por un edicto del Virrey Francisco de Toledo el 29 de Junio de 1517. El
pueblo se levantó en un asentamiento quechua de cultura yampara, a 65 km
de la ciudad de Charcas, hoy Sucre, capital del poder judicial de
Bolivia.
La costumbre del uso del Santo Rosario como arma
de defensa contra el mal se remonta al episodio de la Batalla de
Lepanto. Las tropas católicas dedicaron la victoria naval de Lepanto a
la Virgen María, invocada durante el combate, y el Papa Pio V
impulsó el 7 de octubre como Día del Santo Rosario. La monarquía
española trasladó y promovió la figura de la Virgen del Rosario como
patrona local en sus posesiones de ultramar. El culto mariano se
practica en Bolivia desde los primeros años de la Colonia, con la
llegada de los jesuitas a tierras charqueñas en 1577, cuando se
asentaron en Potosí.
La Fiesta de la Virgen del Rosario es una fiesta tradicional en Tarabuco, pero ha estado a la sombra del Pujllay, declarada fiesta de Interés Turístico Nacional en Bolivia, y que se celebra en el mes de marzo. Del mismo modo que la fiesta del carnaval o pujllay es patrimonio de los campesinos yampara, la fiesta de la Virgen del Rosario lo es de los vecinos del pueblo de Tarabuco. En realidad ambas fiestas se complementan como hitos del ciclo agrícola anual en la cosmologia Quechua: la recogida de cosecha en marzo y la siembra en octubre.
Las primeras semillas de patata se siembran a principios de octubre y hasta el 20 de noviembre se continúa con la siembra de cebada, trigo, frijoles, arveja, los productos típicos de la puna. De la misma manera que los personajes de la famosa novela Yawar Fiesta (1958) de José Árguedas regresaban a casa para las fiestas patronales de Puquio, regresan para el Rosario los tarabuqueños emigrantes a Santa Cruz, Argentina o España. La fiesta es un escenario ideal para observar la dinámica de relaciones e intercambio cultural entre los que regresan y los que no se han ido que tiene lugar en la Bolivia contemporánea.
Eminentemente católica, pero con carácter andino
Las fiestas andinas en honor a María son de ciclo largo. En Tarabuco
las celebraciones a la Virgen del Rosario se extienden dos semanas. La
primera semana, cuyo día principal es el 7 de octubre, está dedicada a
la Virgen del Rosario, pero la segunda semana tiene un carácter más
profano con la celebración de las corridas de toros. El pasante de la
fiesta debe cuidar de que no falte chicha, cerveza ni raciones de
soltero, un guiso de carne de res. El trago (t?inka) y la comida son el
hilo conductor durante las dos semanas de festejos. Cada día de la
semana los festejos corren a cargo de un grupo de vecinos: el día lunes
los campesinos, el martes las campesinas, el miércoles los mozos del
pueblo, ya con vestimenta de paisano, el día jueves las mozas, el
viernes las cholitas, el sábado los obreros y transportistas El domingo
es el día de los emigrantes, donde éstos dejan ver cómo les ha ido desde
la última vez. Lo representativo es la vestimenta: los vecinos llevan
sombrero y los campesinos, montera.
La Fiesta del Rosario es eminentemente
católica, pero posee un inconfundible carácter andino. La celebración
transcurre en un ambiente festivo al aire libre, con la farsa de los
danzantes vestidos y enmascarados de diablos y de morenos, que son
danzantes disfrazados de leones, tigres osos y monos, y que realizan un
pasacalles acompañados por música de banda, ya que desde hace unos años
los instrumentos andinos tradicionales de viento, quena, siku y
pinkillu, han sido sustituidos por instrumentos de metal. Todo sucede
en torno a la plaza, delante de la iglesia parroquial de San Pedro.
Como punto final de la morenada, a instancia del caporal se recitan coplas en quechua en honor a la Virgen del Rosario:
Buenas noches señora
Buenas noches madre mía ( x3)
Ay de tu templo estoy saliendo
Y llorando amargamente
No nos olvide madre mía
Por tu gracia y bendición ( x3)
Las múltiples facetas de la protección de la
Virgen del Rosario se completan en Tarabuco con los relates que hasta
hace algunos años se representaban en el atrio de la iglesia durante la
diablada. Los relates o relatos son unas breves composiciones literarias
de tema alegórico a la lucha entre el bien y el mal según el
Apocalipsis de San Juan, y algunos de los cuales hemos podido recopilar
y publicado en otro lugar (Jorge Simón Izquierdo Díaz: Rosenkrans
Jomfruefest i Tarabuco, Bolivia. Kunstmagasinet Janus, Tistrup. Marts.
2012, s. 10-12).
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