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La comunidad boliviana festeja la diversidad cultural

Unos 12.000 bailarines de la comunidad boliviana hicieron vibrar la avenida 9 de Julio y la Diagonal Norte porteñas, en honor a la Virgen de Copacabana y para celebrar el Día de la Diversidad Cultural Americana.

"Esta fiesta es la mejor manera de encontrarnos entre los pueblos, porque es en torno a la cultura, ese tejido que nos cubre a todos y que trasciende fronteras", dijo a Télam el ministro de Cultura de Bolivia, Pablo Groux Canedo, quien participó por primera vez del festejo que se realizó por cuarto año consecutivo.



 Para Jorge Coscia, secretario de Cultura de la Nación, también presente en el festejo, la integración latinoamericana "no se construye sólo entre los gobiernos, sino entre los pueblos, y esta fiesta de la comunidad boliviana la consideramos propia".

Los funcionarios aprovecharon el encuentro, que reunió a más de 100.000 personas -según estimaron los organizadores-, para respaldar la candidatura a Patrimonio Cultural de la Humanidad del Qhapaq Ñan, nombre en quechua del Camino del Inca.

Bolivia, Argentina, Colombia, Chile y Perú -cinco de los países por los cuales se extiende ese camino- presentaron este año la candidatura ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Culturas (UNESCO).

"Vamos a fijar posiciones comunes para reivindicar el patrimonio material e inmaterial del Qhapaq Ñan, que no es sólo una ruta, es la expresión del modo en que las fronteras políticas de los 20 países que atraviesa no le pusieron limite a las culturas", enfatizó Coscia.

Desde las 9, más de 12.000 bailarines con trajes típicos y músicos comenzaron a danzar al ritmo de morenadas, caporales, diabladas, tinkus, syas y llamaradas, expresiones folklóricas de Bolivia que "definen nuestras raíces, lo que somos", definió Flora Quispe Giménez representante de una de las 60 fraternidades participantes.

Ella mostró orgullosa a Télam su vestimenta de pollera larga armada gracias a la superposición de enaguas, su manto bordado, su sombrero con apliques de colores y sus joyas de piedras.

A su lado, una adolescentes de un grupo de entre 14 y 17 años, compartía sus saberes sobre los bailes tradicionales: "somos las `chinas`, las más jóvenes, que usamos polleras cortas y mucho brillo, siguiendo la tradición de nuestro pueblo".

Todas bailan morenada, una danza aimara que tiene sus orígenes en las sátiras a los esclavos por parte de los indígenas, que se caracteriza por el ruido de matracas de madera con diseños variados, que intentan imitar el ruido del roce de las cadenas de la esclavitud.

La fiesta fue en honor a la patrona de Bolivia, la Virgen de Copacabana o "Virgen India", a quien Pamela hizo la promesa de bailar en una fraternidad, según compartió con Télam.

"Estoy orgullosa y feliz de representar a nuestro pueblo", dijo Amalia Sincucase, de una agrupación de Laferrere, enfundada en un traje con los colores del arco iris de la Whipala, la bandera de los pueblos originarios, confeccionada con telas rústicas cubierta de pompones y bordados multicolores.

Ella bailó el tinku, que significa "encuentro" en quechua, y sobre esta expresión artística su compañero de baile, Cristian Barrios, explicó que representa una ceremonia ritual donde hay distintas coreografías que "demuestran el sentido del acercamiento entre pueblos".

La danza de los caporales fue otra de las protagonistas de la fiesta, inspirada en el caporal, el capataz de los esclavos africanos llevados a Bolivia, que se caracteriza por la acrobacia de sus bailarines que llevan cascabeles en sus botas, generando un sonido particular.

Ese sonido se mezcló durante toda la jornada con las bandas de percusión y viento que acompañaron a cada fraternidad que puso ritmo y colorido a las calles de Buenos Aires para festejar la diversidad cultural.

Télam

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