El paso sincronizado de la Morenada Fanáticos.
La muestra artística del Ballet Flor de Lapacho.
La fraternidad Suris Charcas en su homenaje a la Virgen.
La participación de los afrobolivianos.
La Diablada del Centro Cultural Masis.
Participaron alrededor de 10.000 danzarines distribuidos en 58 agrupaciones entre locales e invitados nacionales, todos hicieron gala de sus vestimentas, porte y vigor.
Cada grupo integrado por niños, jóvenes y adultos demoró unas seis horas en concluir su recorrido, aunque algunos demoraron más para llegar a la Plaza 25 de Mayo y caer rendidos de rodillas ante el altar de la Virgencita, a la que los creyentes le ofrendaron su cansancio y sudor en agradecimiento por las bendiciones recibidas durante los últimos meses del año pasado y en esta gestión, con la promesa de volver a bailar en el 2013.
El desfile arrancó alrededor de las 9:00; la imagen de la Virgen partió acompañada por una comitiva de músicos y representantes del Comité de Festejos Virgen de Guadalupe y la Asociación de Conjuntos Folclóricos.
Fue notoria la participación de Caporales cuya danza fue representada por diez confraternidades, seguidas de nueve Morenadas, ocho Tinkus, siete Chacareras y cuatro Tobas.
LOS DANZARINES
La mayoría mostró compromiso, con su fraternidad y consigo mismo. No se veían danzarines ebrios en el trayecto y menos en el comienzo del recorrido. Hubo, sí, algunos que no pudieron controlarse. La gente de apoyo de las fraternidades se encargaba de evitar excesos.
Al altar de la Virgen de Guadalupe, según observó este diario, por lo menos hasta finalizada la tarde, casi la totalidad de los danzarines llegaban en su sano juicio, muy cansados, con las piernas temblando. Se arrodillaban ante la imagen, oraban, pedían y se retiraban complacidos.
EL PÚBLICO
La temperatura de ayer obligó a la mayoría a tomarse un helado, un refresco y unas cervezas en algunos casos. Pero también el público se mostraba sensato, sin excesos. Al menos, no en el trayecto de la Germán Mendoza.
En la Hernando Siles fue otra cosa. En ese trayecto se instalaron sobre todo jóvenes. Muchos grupos de jóvenes, que bebían cerveza y otras bebidas alcohólicas. “Bote esa cerveza, está prohibido”, les decían los guardias municipales. “Es una, nomás, y allá igual están tomando”, respondían algunos.
Como siempre, estaba prohibida la venta de bebidas alcohólicas, pero igual aparecían en las manos de los consumidores. La venta, sin embargo, no era libre ni masiva como en otros años por la tarde.
Fue una fiesta digna de ser apreciada por turistas, y por eso la reflejaron varios canales de televisión, entre ellos, Televisión Boliviana, contratada por la Gobernación.
Correo Del Sur -Sucre
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