Los devotos que ayer visitaron al santuario alegaron que prefieren evitar la aglomeración de gente que se dará los próximos días con la entrada folklórica y El Calvario. El alcalde de Quillacollo, Charles Becerra, prevé para este año la visita de 1 millón de personas, del interior y exterior del país.
Los feligreses visitan el templo de San Ildefonso y la gruta donde la leyenda cuenta que apareció la Virgen, en la zona de El Calvario.
Desde temprano, los trabajadores contratados para limpiar el cerro de Cota no escatiman esfuerzos en dejar limpia la zona, y en medio de ellos se aproximan los creyentes de la Virgen María de Urkupiña, los que acuden con un combo y una picota para extraer las mejores piedras. Los comerciantes llevan consigo mixtura, serpentinas y otros artículos.
Una gran parte de ellos acude a la zona días antes debido a que prefieren evitar la aglomeración que se presenta el 16 de agosto, oportunidad en la que miles de feligreses acuden al cerro de Cota.
Desde el lunes, una veintena de personas realizan diferentes trabajos en el cerro de Cota, principalmente los de mantenimiento.
María, una de las trabajadoras en el sector de El Calvario, dijo a Los Tiempos que la labor que realizan es muy necesaria ya que “sin las piedras, no van los creyentes”.
La festividad de la Virgen María de Urkupiña es una de las expresiones religiosas con mayor tradición en el país, además de ser una de las más concurridas.
En pasadas semanas, el alcalde de Quillacollo, Charles Becerra, dijo que para los tres días de fiesta se espera alrededor de 1 millón de personas, las cuales no solamente serán devotos de Cochabamba, sino que también del interior y exterior del país.
Los rubros de los comerciantes son varios, entre ellos está la venta de miniaturas que ascienden desde los 10 hasta los 80 bolivianos, además de la venta de comida. Asimismo, los vendedores ofrecen a los devotos la ch’alla de las piedras utilizando alcohol, cerveza y serpentina. Junto a ello, acompañan el rito con una q’oa.
En oferta mil puestos de venta y 9 Km. de graderías
Vendedores y dueños de casa realizaron ayer una larga fila en puertas del teatro Teófilo Vargas de Quillacollo, lugar donde el departamento de Recaudaciones del municipio habilitó varias mesas para que estas personas acudan a pagar para reservar los sitios asignados para la instalación de graderías para la entrada folklórica, además de puestos de venta.
Según el informe de Recaudaciones, se dispuso que en el municipio existan cerca de 1.000 puestos de venta distribuidos en diferentes partes del recorrido de la entrada folklórica. Según Omar Antezana, director de ese despacho, los puestos tienen diferentes costos, que van desde los 12 bolivianos para la colocación de baños portátiles, hasta 206 para la venta de otros productos.
Algunos vecinos reclamaron por el alto costo que demanda el alquiler de un espacio público, debido a que existe una sola tarifa tanto para graderías como para sillas. Según Antezana, el municipio dispuso nueve kilómetros de espacios en ambos lados de las calles.
El municipio informó también que está en vigencia la ordenanza que prohíbe la venta de bebidas alcohólicas a 100 metros del recorrido y la emisión de publicidad que incite al consumo de alcohol.
Vendedores y dueños de casa realizaron ayer una larga fila en puertas del teatro Teófilo Vargas de Quillacollo, lugar donde el departamento de Recaudaciones del municipio habilitó varias mesas para que estas personas acudan a pagar para reservar los sitios asignados para la instalación de graderías para la entrada folklórica, además de puestos de venta.
Según el informe de Recaudaciones, se dispuso que en el municipio existan cerca de 1.000 puestos de venta distribuidos en diferentes partes del recorrido de la entrada folklórica. Según Omar Antezana, director de ese despacho, los puestos tienen diferentes costos, que van desde los 12 bolivianos para la colocación de baños portátiles, hasta 206 para la venta de otros productos.
Algunos vecinos reclamaron por el alto costo que demanda el alquiler de un espacio público, debido a que existe una sola tarifa tanto para graderías como para sillas. Según Antezana, el municipio dispuso nueve kilómetros de espacios en ambos lados de las calles.
El municipio informó también que está en vigencia la ordenanza que prohíbe la venta de bebidas alcohólicas a 100 metros del recorrido y la emisión de publicidad que incite al consumo de alcohol.
Los Tiempos
0 Comentarios