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TAKE CHUYMA: Civismo y devoción a 1260 Kilómetros de distancia de La Paz

TAKE CHUYMA: Civismo y devoción a 1260 Kilómetros de distancia de La Paz.
(*) José Luis Claros López
Era una noche fría del invierno chaqueño y escuché a Isabel de Prudencio decirme: Al comenzar a ensayar, uno siempre necesita beber un canelado bien caliente. Mientras los parlantes inundaban el ambiente con la cadencia de la morenada. Asintiendo lo que me dice bebo un sorbo más del caliente líquido que me había invitado Marisol Mamani de Mondaca, nacida en Chulumani Provincia Sud Yungas del Departamento de La Paz quien me confiesa haber llegado a Yacuiba hace más de quince años.
El lugar donde sostengo esta conversación es el interior de la Sede Social de la Asociación de Vendedores de Coca al Detalle; desde hace varios años este lugar es donde se realizan los ensayos de la Fraternidad Morenada Unión Comercial Cocanis para la entrada en devoción de la Virgen del Carmen. A pocos pasos del lugar, la Terminal de Buses de la ciudad de Yacuiba esta vacía, en silencio y completa oscuridad. Para olvidarme del frío, bebo un nuevo trago del canelado, mientras escuchó a las señoras que continúan respondiendo mis preguntas mientras esperan que lleguen los demás bailarines, para empezar ellas también a ensayar. Afuera ya algunas jóvenes practican los pasos de la danza con el compas de una grabación que suena de la canción: Lagrimas de Amor de Runa Marka; “es la canción con la que ingresaremos este año, ya la imprimieron la letra y nos la estamos aprendiendo, porque cuando nosotros ingresemos la vamos a cantar al ritmo de la banda” me lo cuenta entusiasmada Isabel de Prudencio que nació en Patacamaya, Provincia Aroma del Departamento de La Paz y que baila en el Bloque Chola Paceña de la Fraternidad Morenada Unión Comercial Cocanis y al preguntarle porque la importancia de bailar con banda, simplemente me indica que así se produce una suerte de sensación distinta, incluso me confiesa que de no haber música de banda no sentiría esa misma emoción al bailar que le hace soñar con los ojos abiertos así sea por un breve momento cada 16 de julio que no baila con el ritmo de la morenada en las calles de Yacuiba sino que baila en su lejana La Paz.
Distan 1260 kilómetros desde Yacuiba pasando por Tarija y Potosí para llegar a ese preciso lugar en Plaza Murillo donde una placa metálica colocada durante la Presidencia de Ismael Montes, en plena esquina sur formada por las calles Comercio y Ayacucho señala que aquel lugar es el kilometro cero el punto de partida en Bolivia desde donde todos los caminos comienzan a medirse. Al pensar en esto recuerdo de nuevo el frío del invierno. Nosotros bailamos para la Virgen del Carmen con el take chuyma me afirma Marisol Mamani de Mondaca mientras llena de nuevo en la improvisada cocina una jarra de canelado caliente para luego nuevamente salir al patio e invitarles el contenido a los demás bailarines, que con cada minuto aumentan en número a pesar del frío de la noche, el reloj marca más de las diez y entonces me informan que sobre todo la última semana los ensayos son hasta después de la media noche, take chuyma es del aymara y quiere decir hacer las cosas con el corazón, los que forman parte de la fraternidad explican que lo importante al bailar por la Virgen del Carmen, surgen sentimientos entremezclados de amor, veneración y fervor religioso. Y estos sentimientos surgen del corazón.
“Nosotros, sabemos bailar también chacarera” confiesa Marisol Mamani de Mondaca, lo mismo me dice Isabel de Prudencio que además me cuenta que a su hija le gusta la chacarera. También las dos coinciden en afirmar que a muchos chaqueños les encanta la música de La Paz y que incluso este año bailaran en la entrada de la Virgen del Carmen, gente que no tiene parentesco con ningún residente paceño; ya que sucede que su fraternidad es abierta, cuando se a próxima el tiempo de los ensayos salen comunicados en algunas radioemisoras locales invitando a quienes deseen participar a inscribirse para formar parte de su fraternidad.


Para ese momento ya casi son las once de la noche, la Avenida San Martín ha sido trancada, para que los vehículos ya dejen de circular y no perjudiquen los ensayos. En el patio se pueden escuchar más voces, risas y la música sube su volumen. Es entonces que llegan a la pequeña cocina improvisada, el matrimonio formado por Elisa Mamani de Flores y Wilson Flores; al conocerlos lo que me sorprenda no es su edad ya me habían dicho que se trataba de una de las parejas más jóvenes que asumían la responsabilidad compartida de ser prestes de la Virgen del Carmen en Yacuiba. Lo que me sorprendió, fue que Wilson Flores era hijo de Carapareños, que vivió buena parte de su vida en Berety Chaco, pero eso no tiene importancia para la fe, cuando de lo que se trata es de la devoción que se siente al reconocer la presencia de Dios, a través de su santísima madre la Virgen María bajo la advocación del Carmen. Elisa Mamani de Flores, me dice que a diferencia de otros tiempos, ahora sienten que a los residentes paceños en Yacuiba, ya no se los trata distinto por tener costumbres y ser querendones de su tradición cultural, como quizás sucedía en otra época, su esposo tampoco considera que pudiera existir discriminación a la gente que llega del occidente. Nos interrumpe la conversación un grupo numeroso que ingresa también a la cocina y conversan con los prestes sobre los aspectos relativos al ensayo; luego se van y ahora Wilson Flores me cuenta que conoció a la que ahora es su esposa, bailando caporales. Ella, Elisa Mamani de Flores nació en La Paz pero a sus cinco años migró a Yacuiba junto con su familia, curso el kínder en el Raquel C. de Avila, la primaria en el Colegio Belgrano y la Secundaria en el Liceo Gran Chaco, siendo bachiller de la Promoción 2001. Su familia no se marchó, con la llegada de la crisis económica, como tampoco lo hicieron otras muchas familias llegadas del departamento de La Paz que decidieron hacer de Yacuiba su hogar. Luego, les pregunto por el gasto económico que significa la responsabilidad de celebrar a la Virgen, ellos me dicen que son dos las bandas que traen este año para que acompañen a la Fraternidad, que las bandas son; “Los Majestuosos Illimanis” y “Señorial Cocanis” ambas de La Paz; que cada banda tiene más de 50 integrantes y que cobran 60.000 Bs.- cada una fuera de que se les debe cubrir el transporte por flota desde La Paz hasta Yacuiba y su respectivo retorno, más los gastos de alimentación y hospedaje por 3 días. Me confirman también algo que ya me había estado contando Isabel de Prudencio que cada bailarín invierte 1.860 Bs.- para pagar su traje de morenada, entonces me dicen que justamente la otra pareja de pasantes está ya en La Paz recogiendo los trajes. Estos trajes los que usaran tanto hombres como mujeres son fabricados en La Paz ya que no existen en Yacuiba costureras que conozcan como confeccionar esta indumentaria. También me dicen que no se trata solamente de la entrada del 15 de julio y la posterior serenata, la celebración continua el 16 de julio y no concluye hasta que llega el 17 de julio cuando se debe ir a recoger a su domicilio al nuevo preste que deberá organizar la fiesta en devoción a la Virgen del Carmen del siguiente año. Los prestes también corren con los gastos de la Serenata, que significa pagar amplificación, a los conjuntos y grupos que llegan este año por ejemplo traen a Pastor Camara (ex Semilla) y a Beto Durán a ellos fuera de su cancelación por el espectáculo que presentaran, también se les debe cubrir los pasajes en avión. Luego de haberlos escuchado, les preguntó porque gastar tanto, ellos también igual que los demás de la fraternidad a quienes pregunte lo mismo me responde que no se trata de dinero, se trata de la fe. Lo demás no importa.
Al concluir con mis preguntas, me despido de ambos y al salir comprendo que ya son más de las once de la noche. Y entonces mientras espero un taxi, voy recordando lo que ya me habían explicado de niño en el colegio adventista que lo importante solo es la fe y que lo material es pasajero. Al recordar eso comprendo, entonces a quienes forman parte de esa fraternidad y lo complicado que a veces es hacer entender a los demás que sentir ese deseo por entregarlo todo de corazón a la Virgen, es algo difícil incluso por momentos de poder explicarlo. Hay quienes dicen, que la principal característica de la morenada es la ostentación, pero para quienes bailan la morenada no es así. Es la fe la que los mueve, la que los hace llegar a un destino al final de un largo recorrido, así como en la vida después de caernos muchas veces recién comprendemos que no existen los atajos, solo un camino largo que recorrer para llegar a donde deseamos llegar, para las personas que conocí esa noche fría de julio, solo existe un camino y es el señalado por la fe que sienten en sus corazones por la Virgen del Carmen.    
LA FRATERNIDAD MORENADA UNIÓN COMERCIAL COCANIS
En Yacuiba, la Fraternidad Morenada Unión Comercial Cocanis, nació el año 2001. Una mañana de julio conocí en su tienda de la calle 27 de mayo a los esposos Roberto Condory y Erlinda Ticona de Condory, ellos son comerciantes que llegaron a Yacuiba hace más de dos décadas. Fueron ellos quienes un día decidieron formar una fraternidad. Ahora ellos son quienes me pueden explicar mejor el significado de su nombre de la fraternidad, que fue resultado de unir en una sola fraternidad a cocanis es decir vendedores al detalle de hoja de coca y comerciantes que tenían sus tiendas en el pasaje comercial Cornelio Ríos, Magariños y otros lugares de la ciudad. Quienes más allá de ser residentes paceños, los unió la devoción por la Virgen del Carmen. Roberto Condory con una sonrisa me permite ingresar a su tienda y me va contando acompañado de su esposa que la fraternidad nació el 2001, que luego llegó la crisis y que la entrada “descanso” por dos años, pero que luego se la retomo y que desde aquel tiempo se la realiza sin interrupciones y que con cada año que pasa ven que los cimientos que pusieron, no fueron en vano. Como en toda construcción poner el cemento es lo más grave; dice Roberto Condory mientras va recordando esos comienzos difíciles, como fue su construcción de la fraternidad, que su primer año solo tenían un cuadro de la virgen que presidio la entrada y que apadrinaron a Oligario Arcani y Elena Flores de Arcani para que sean los padrinos de la imagen de la virgen, que fue traída desde La Paz. Al recordar aquel tiempo, de su entrada que se circunscribía tan solo a unas cuantas cuadras de la zona norte que fueron recorridas por un solo bloque de morenada, hasta llegar al presente; ambos esposos no pueden evitar decir que se sienten orgullosos de lo que comenzaron pero también atribuyen todo a la fe, solo la fe hizo posible que no se muriera la entrada “mata morenos” les decían a un pasante recuerda Erlinda Ticona de Condory porque justo por el tiempo cuando surgió la idea de hacer la entrada en honor a la Virgen del Carmen, llegó también la crisis económica del 2002. Pero al final, las cosas mejoraron se hicieron muchos sacrificios y también avanzaron mucho, ahora sueñan que la entrada crezca que sea más integradora; el próximo año desean que también alguna fraternidad de chacarera participe con devoción a la Virgen de la entrada, porque aquí no hay concurso explican ambos y coinciden al decir que aquí de lo que se trata es de la fe.
Ambos, esposos también coinciden en algo que ya me dijeron otros residentes paceños; el agradecimiento expresado en una sola frase que resume Roberto Condory al decir: “este alcalde es bien bueno, nos abrió caminos” refiriéndose, a que desde la gestión de Carlos Bru Cavero como alcalde municipal de Yacuiba, se les apoya con cosas que quizás parezcan pequeñas comparadas con el enorme gasto que representa tanto para cada bailarín o los prestes el cumplir con la promesa realizada en honor a la virgen, pero que significa mucho para quienes no encontraron antes respeto y tolerancia para sus tradiciones y costumbres. Entonces Roberto Condory me cuenta que ya el año pasado, como una forma de agradecerle al Alcalde Carlos Bru incluso le habían hecho traer un traje desde La Paz, para que también baile con la fraternidad.     
Para concluir les recuerdo que cada 16 de julio se recuerda la fiesta cívica de La Paz y entonces les pregunto cómo se sienten al ser paceños y estar celebrando a 1260 kilómetros de distancia una fecha tan importante para ellos. Entonces, su respuesta es de lo más de simple. Aquí en el corazón, nos sentimos como si estuviéramos en La Paz. 
A los residentes paceños, en Yacuiba. La distancia no significa nada. Los años, les hicieron establecer un hogar en el Chaco. En otros, sus hijos terminaron naciendo en Yacuiba y ahora bailan chacarera, pero también no se olvidan los orígenes de sus ancestros por eso reivindican con orgullo sus tradiciones. Y también algunos terminaron encontrando el amor y formando un hogar como el caso de Wilson Flores un chaqueño que se caso con una hija de La Paz. Los seres humanos a veces no tienen esas creencias que atribuyen a supuestos prejuicios, las causas de todos los males; muchas veces se puede convivir y sembrar en un mundo nuevo, donde los seres humanos se respeten entre sí y todos se sientan orgullosos de sus orígenes sin creer que una cultura está por encima de otra.     
(*) Reportaje realizado por el Director de Contenidos de NEMBOATI.com

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